¿Acaso la sociedad anónima deportiva va a invertir para que un pibe no quede en la calle? Con esa pregunta en la mente, fue entrevistado Ricardo Undagoytía preside la Federación de Clubes de la Zona Norte Convivir, que reúne aproximadamente 60 entidades de la región,  hace 17 años. Y el Club Sociedades Unidas Villa Adelina, en Vicente López, hace 24 años.

En esta entrevista reivindica los clubes como centros sociales, deportivos y culturales de encuentro y amistad. Destaca que el 90% de los clubes rechaza las sociedad anónimas deportivas (SAD) que buscan lucrar; y define qué debe aportar el Estado para que estos clubes crezcan y el sirvan a la sociedad, no a los negocios.

Cultor de los clubes desde los 12 años, en Santa Fe, su provincia de origen, el dirigente de clubes, Ricardo Undagoytía (60), explica en esta entrevista cual es el negocio de las SAD, sociedades anónimas deportivas, y señala que los dirigentes de los clubes de barrio y los pioneros, nunca pensaron en obtener lucro.

Días atrás, Undagoytía se encontró con 48 defensores del pueblo de todo el país para asesorarlos sobre los clubes. Antes estuvo en la universidad UNSAM de San Martín  El dirigente critica las SAD pues solo funcionan con propósito de lucro, y no con el fin social, deportivo y cultural de los clubes.

-¿Cómo surgen y para qué los clubes en los barrios?

-No es lo mismo un club que se forma en 2024 que en el 1900. Las cosas y las personas cambiaron, como todo. Pero fueron las sociedades de fomento las que  empezaron y tenían una lógica, un fin. Después se transformaron en clubes. Entonces, nuestros abuelos, padres, se preguntaban de qué manera les llegaba la electricidad, el agua, el asfalto al barrio. Y así se juntaron cuatro viejos, como les decíamos nosotros, y crearon las sociedades de fomento. Fueron los precursores. Fueron creciendo, y con el tiempo ponían actividades deportivas, sociales, culturales. Tenían la ansiedad de que los chicos tuvieran un lugar para practicar un deporte, hacer una actividad social. Un club de barrio cumple varias funciones que el Estado no cumple y lo hacen los clubes de barrio.

-Por lo que me dice, en ningún momento se planteaban un negocio o ganar dinero...

-No (enfatiza) los clubes de barrio son sin fines de lucro. Hoy en día siguen siendo así.  Otros vieron en los clubes un gran negocio. Y no es por lo deportivo, lo cultural o lo social. Sino el negocio inmobiliario ¿Quién va a venir a invertir en un club de barrio cuando son los vecinos los que ponen para solventar la electricidad, el agua? Con una cuota social no vas a lucrar. El fin del club, lo dice el estatuto, es social, cultural y deportivo. Los clubes no dejamos un pibe en la calle porque la familia no puede pagar la cuota. Todos los días los dirigentes pensamos en cómo hacer los recursos para que el pibe no quede en la calle ¿La sociedad anónima deportiva, la SAD, va a invertir para que un pibe no quede en la calle? No. Va a lucrar con el espacio. No perdimos nuestros orígenes como los perdió en Kun Agüero, que apoya las SA, pero salió de un club de barrio como Independiente que lo protegió para que sea lo que es.

-Fuera del club el dirigente si puede ser empresario por supuesto ¿No?

-La mayoría de los dirigentes de los clubes, el 90%, son gente honesta, trabajadora. Tiene su trabajo. Está el que tiene una ferretería, una panadería, yo trabajo en rubro de hoteles, otro tiene una farmacia, o un consultorio. O trabaja en una fábrica. Todos se criaron en un club de barrio.

-¿Los asociados participan en la vida del club?

-El club es de los socios. Quien toma las decisiones es la asamblea de asociados. Acá nadie hace nada porque quiere, por su cuenta, porque sí. Tenemos un estatuto que guía nuestras acciones. No hacemos lo que queremos porque somos dueños. Rendimos a Personas Jurídicas. Si un club se convierte en sociedad anónima, el que tenga la mayoría de las acciones va a decidir ¿Boca o River son SAD? ¿Barcelona o Real Madrid son? Racing acá la tuvo y así le fue. El Chelsea, de Inglaterra, se vendió por la guerra de Ucrania-Rusia.     

-Se critican las restricciones de los clubes ¿Puede un club tener empleados o hacer actividades que le den un ingreso extra al de la cuota social?

-Los dirigentes somos responsables de la actualidad de los clubes… tenemos que hacer un mea culpa. No vimos venir en lo que se transformaron los clubes de barrio. Éramos una caja de zapatos y nos convertimos en containers. En la cajita poníamos dos cositas y listo. Pero crecimos. Tenemos infraestructura. Los clubes tienen personal. El Centro Galicia (en Olivos) tiene 200 empleados. Otros clubes tendrán 5 o 6, en blanco, aportan al Estado. Le damos trabajo a cada profesor de las actividades.

-¿Surge en el seno de los clubes la idea de que ser sociedades anónimas puede ayudarlos?

-El 90% de los dirigentes de los clubes, que nos hicimos en los clubes, rechazamos la SAD porque sabemos lo que significa un club de barrio. Fíjense hacia donde van las SAD. El fin es clarito: el negocio. Supongamos que yo soy una SAD y compro un club. Pregunto: ¿Cuántas actividades tienen acá? Bueno, me dicen hay 28.  Y pregunto ¿Cuál es rentable? Hay una sola rentable. Entonces esas 27 actividades que no son rentables, o 10, o una, ¿para qué las quiero acá?  Si yo, lo que quiero, es ganar plata, no tengo un fin social ¿Qué empresario es si no gana? Nosotros, como dirigentes, venimos a cultivar la amistad, los principios. Muchos se preguntarán por qué sos dirigente de un club ¿Qué te llevas del club? Y (piensa) nos llevamos lo que nos enseñaron: vocación, principios, pertenencia. Puede haber dirigentes malos, como en cualquier actividad, oficio, profesión, pero la mayoría viene a cultivar valores, principios; abraza la cultura, la amistad. Y lo defiende como si fuera propio.  

-¿Pueden tener excedentes por sus actividades los clubes y utilizarlos en su fin social?

-Con los recursos propios los clubes se levantan. Cuando yo llegué al SUVA había siete juicios laborales. Los dirigentes se pusieron el club al hombro y salimos. No vino ningún "inversor". Nosotros, los propios clubes, somos los generadores de nuestras herramientas para crecer. Y con actividades que no son rentables. Un club jamás deja un pibe afuera porque no puede pagar la cuota social o el arancel de una actividad. En SUVA tenemos chicos de bajos recursos. Esa es la función de un dirigente: saber cómo integrar a un pibe ¿El dueño de una SAD se va a sentar con un pibito para ver cómo lo ayuda porque no tiene para comer, o para comprar botines? Nosotros preferimos un pibe dentro del club y no en la esquina.

-¿Y cómo ve el futuro?

-Nosotros tenemos que ir a algo superador. Hay cosas que hay que cambiar. Falta algo. Pasa por la organización. Falta...

-Ustedes tienen sus organizaciones colectivas...

-La Confederación Argentina de Clubes se fundó en 2017  y en su marco se creó el Observatorio Social y Económico de Clubes; trabajaron en el censo nacional de clubes. En la provincia de Buenos Aires hay 8.900 clubes, esa data la dio el Observatorio a la provincia de Buenos Aires. En la gestión Vidal le dieron un subsidio para la energía eléctrica a 3.000 y pico de clubes, entonces nosotros dijimos que era muy importante ese aporte, pero había más clubes que necesitaban. Así también revelamos que hay 22.000 clubes en todo el país. Y pasan 17.000.000 de personas por esos clubes para practicar el deporte.

-¿Qué es lo superador?

-En Rosario, tiempo atrás, se planteó en una invitación que nos hizo cuando era intendenta, Mónica Fein. Nosotros tenemos que ver lo que somos como clubes de barrio y qué aportamos al Estado como clubes. Y vi dos cosas. A los obreros y empleados se los empezó a respetar (laboralmente) cuando alguien dijo: "hay que crear un sindicato". Desde ahí se crearon políticas de defensa al explotado y de defensa de los derechos laborales. No hay que tenerle miedo a la palabra "sindicato". Es un tema que hay que empezar a charlar.

-¿Un sindicato de clubes?

-Nosotros para la sociedad representamos una función parecida a los colegios. La escuela, a través de los maestros, no docentes y autoridades escolares, contiene a los pibes, les enseña, los educa. En las escuelas públicas ese servicio lo paga el Estado. En los clubes lo paga el club. No está el Estado. Y no me pongo a la altura del colegio. Pero damos contención social, deporte, educación, tenemos merendero, comedor. Aportamos a la sociedad cuando hay inundaciones, en la pandemia.

-¿Y qué le pide al Estado?

-Dos cosas: la reglamentación de la ley Nº 27.098, el Régimen de Promoción de los Clubes de Barrio y de Pueblo, que se sancionó en 2014 y aun duerme en un cajón del Ejecutivo. No es de ahora, pero no lo hizo ninguno desde 2014. Y que los clubes de barrio sigan siendo clubes de barrio. No sociedades comerciales. Y el otro es que el Estado provincial vuelva a firmar convenios con los municipios para la certificación de firmas para las presentaciones fiscales. Hoy tenemos que ir a un escribano que cobra no menos de $30.000 por una firma de las comisiones directivas, que a veces tiene 20 cargos.

-Habló del Estado nacional y la Provincia ¿Y los municipios?

-En Vicente López nos ayudó mucho el presupuesto participativo. Desde 2011, 2012 construimos políticas con el municipio. Siempre pensamos en las políticas públicas. También es valioso el subsidio anual que el municipio le da a todos los clubes de barrio. Para estas políticas sirvió la organización. Nosotros los trabajamos desde la Federación Convivir. No pedimos plata, pedimos herramientas a través de políticas públicas, sin importar la ideología. Y lo único que va a perdurar son las políticas.