Este 27 de julio se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello.

Cada año, unas 900.000 personas en el mundo –por lo general, de más de 50 años– reciben un diagnóstico de cáncer de faringe, laringe, cavidad oral, glándulas salivares o cavidad nasal. Se estima que, si se evitase el consumo de tabaco y alcohol, la incidencia de estos carcinomas se reduciría hasta un 90 %. También el virus del papiloma humano (HPV) representa un factor de riesgo.

Los síntomas más frecuentes dependerán de la localización del tumor. “Aquellos ubicados en la cavidad oral se pueden presentar como úlceras crónicas de difícil cicatrización. Los tumores de garganta u orofaringe, por su parte, suelen manifestarse como masas cervicales correspondientes a metástasis ganglionares o, menos frecuentemente, como masas o tumores amigdalinos, pudiendo generar dolor al tragar o sangrado. Los tumores de laringe, mientras tanto, pueden presentarse por alteraciones en la voz”, detalla Manglio Rizzo, jefe del Servicio de Oncología Clínica del Hospital Universitario Austral.

Otros factores de riesgo para el cáncer de cabeza y cuello son la mala higiene bucal y la enfermedad periodontal, infección grave de las encías que daña el tejido blando alrededor de los dientes.

En ciertos lugares del mundo, se dice que el cáncer de cabeza y cuello es “el cáncer ignorado”, en tanto está mucho menos difundido que otras enfermedades oncológicas por sus consecuencias visibles, por su potencial impacto en el habla y la deglución. Cuenta la Dra. Ana Inés Voogd,: “A veces la persona queda con algún déficit pero, gracias a la reconstrucción quirúrgica –ya sea con hueso o prótesis– y a una muy buena rehabilitación, puede reinsertarse socialmente”, destaca y recuerda la importancia de los controles médicos para detectar precozmente estos tipos de cánceres y tratarlos a tiempo.